viernes, 3 de abril de 2015

Cicatriz de borrachera

Cicatriz de borrachera

El sábado pasado estuve
bebiendo desde las cuatro
de la tarde.

Vodka con limón, 
algún trago suelto de los vasos
de amigos.

A la noche, un litro de cerveza.
Un chupito de whisky en un pub.
Tragos a una botella de Larios
a palo seco, que un amigo
había robado a unos 
niñatos.

Borracho, perdido entre
la gente de mi pueblo.
Tambaleándome, apoyándome en las
personas amontonadas a las puertas
de los bares.

Avisé a una chica. Quería verla,
bailar con ella, abrazarla
y besarla hasta desgarrar
su lengua con la mía. 

Borracho, triste, empalmado---

No la ví en toda la noche.
La luna me teñía con un blanco
hastío. Era un dibujo 
en blanco y negro
de lo que un día fui.

Me cansé de buscar a la mujer
de mi vida. Un polvo en la niebla.
Casi me caigo, me apoyé en el 
bordillo de la acera.
Me clavé en la mano los cristales
de unos vasos o botellas rotas.
Sangre, mucha sangre. Me lamía la mano
como si fuera un gato herido.

Tenía la boca llena de sangre.

Ahora, una semana después,
me he enterado de que aquella
chica
está saliendo con un tío.
Un guaperas vacío.
La herida de mi mano
es solo una costra
que va disminuyendo
conforme escribo.

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