A las puertas de la oportunidad
Esta tarde he ido a la cervecería con unos amigos
a las 6
de la tarde.
he
metido un euro en la mesa de billar
-el
billar es poesía
para mí;
me ayuda
a despejarme de toda esta mierda.-
Después
de una cuántas partidas, más o menos
con
final feliz,
ha
venido una amiga mía.
Una
chica de la que me encapriché en su momento
para que
luego ella me mintiera,
se riera
de mí
y, en
lugar de fijarse en mí
(tras
meses de vana confianza)
acabó
en los brazos de un idiota
al que
llamo colega.
Pero
bueno, la perdono
y a
vivir una vida que requiere billar
y poesía
para
quitarse aquellas sanguijuelas
que
llevo pegadas al culo.
Dimos
unos pasitos atrás en el tiempo
para
comenzar desde ese punto.
Un puto
presente de cartón.
Ahora,
ese presente falso entra por la puerta
de mi
bar favorito
y nos da
un par de besos a cada uno.
Y en mi
caso incluso me abraza,
después
de todo lo ocurrido—
Eso es
olvidar a golpes de miedo
a la
soledad.
Lo ha
clavado.
Salimos
todo el grupillo de amigos a fumar
a la
puerta.
Comenzaba
el invierno y nuestras manos
y
narices se congelaban.
Mi amiga
de vida nueva, pero pasada,
no
paraba de decir locuras.
se le
encienden los ojos y brillan en la oscuridad.
Sus
labios casi se parten por la tensión
al
forzar la sonrisa más falsa del TEATRO.
Se
notaban sus carencias afectivas
en la
luz de sus vidriosos pómulos.
Están
pálidos y desesperanzados.
Pero yo
la quise...¿?
En uno
de sus actos de locura enfermiza
—a
cualquiera enamoraba en ese momento—
se puso
a regalar besos.
Otro
amigo mío
(éste
no era del todo idiota)
acepta
el beso encantado.
Vemos
cómo se besan.
Apenas
un roce tonto de labios;
sus
lenguas ni se conocieron,
y sus
labios apenas se saludaron.
Creo que
uno de los dos cerró los ojos
o los
dos
pero no
estoy seguro.
Después
de aquel mágico momento de mierda
mi amiga
me pregunta si quiero un beso también.
Claro
que lo quería, pero después de tanta putada
en la
vida anterior a la nueva vida pasada
no vi
normal darle un beso.
Pero ese
beso habría significado mucho para mí.
Habría
completado una carrera, pero ya innecesaria,
No, no
hubo tal beso...
Lógico
y normal ¿no?
Ahora me
arrepiento de no haberlo aceptado.
Esta
noche no dormiré
y
planteo declararme mañana
e
intentar salir con ella.
Incluso
me empalmo pensando en ella—
Pero
todo se quedará en una erección.
Y yo me
compadecía
por sus
carencias afectivas
y
amorosas.
Del libro "Viento embriagado" (2015)
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